domingo, 4 de noviembre de 2018

Cuentiembre 2018


Operación Azul Capri


Aun cuando creas que algo parece claro,
ponlo en duda y no reposes.
Duda de todo lo que parezca ser bonito y verdadero.
Pregúntate siempre: ¿Para qué?
No creas que una cosa sola es buena:
Lo recto no es recto y lo
curvo no es curvado.
 Fiedrich Paulus




I

Me integro al comando unos meses después de empezada la invasión a Stalingrado. Las cosas se ven mal y todos los soldados con quienes me he comunicado han dicho que estamos en el punto más sangriento de la guerra. Es verdad. Ya lo sabía, incluso tengo un plazo para cumplir con el objetivo para el que se me ha enviado. Tengo que impedir que una mala decisión cambie la historia. En realidad, todo ya está escrito y descrito con lujo de detalle en los manuales y en los registros de nuestra época, pero en realidad las cosas no serán así, es decir, que no deberán suceder de esa forma. He sido enviado con el fin de encubrir al hombre que se rindió o se va a rendir oficialmente el próximo dos de febrero. No será el verdadero Friedrich Paulus quien tome esa decisión y sea conducido al campo de concentración soviético, sino su doble para que las fuerzas del Wehrmacht, es decir, el 6º ejército se pueda replegar y contra atacar con éxito. El verdadero Friedrich Paulus sí será enviado a los campos de concentración soviéticos, pero mucho después y será para organizar una contraofensiva. Se preguntarán quién soy y por qué digo tantas tonterías, pero, aunque trate de explicárselo ahora con todos los detalles será complicado porque ni yo mismo lo entiendo hasta el final y a ustedes les falta mucha información.

Sepan que fui clonado, en lo que ustedes llaman el futuro. En esta línea de la historia o de la realidad de este mundo, como la conocen todos ahora, hay un espacio de tiempo que necesita una corrección para que en el futuro las cosas sean mejores. ¿Por qué? No me lo pregunten. Las cosas deberán ser así y ni Dios las puede controlar. Allá, de donde vengo, tenemos una organización internacional como lo era en estos tiempos la ONU en esta época, bueno, un poco más tarde y después de la guerra... Ustedes todavía no saben todo eso, pero ganaremos. Al final de esta masacre denominada Segunda Guerra Mundial se formará la ONU (Organización de las Naciones Unidas) y regirá a los gobiernos de todos los países del planeta hasta que aparezca la Unión de la Nueva Humanidad. Bueno, pues esa organización la UNH clona personas de diferentes épocas para enderezar los acontecimientos históricos erróneos, no todos, claro, pero en nuestra situación es necesario. El caso es que la UNH hace copias para corregir los errores del pasado. Imagínense, por ejemplo, que Napoleón Bonaparte es rescatado, clonado o copiado en el futuro y se envía de nuevo a Moscú en forma de clon y se le impide entrar en Moscú para que no la encuentre vacía. No sé por qué se me ha ocurrido ese ejemplo tan tonto, lo peor es que ese error histórico se repetirá aquí con el Fürher, bueno, no exactamente así, pero sí en nuestra historia fallida. En verdad les digo que nosotros vamos a impedir que Friedrich Paulus, el verdadero, se entregue en febrero a las fuerzas soviéticas y sus aliados. Para eso necesito que tú, Marcus, y tú, Hans-Günther sean lo más prudente posible y colaboren en todo. Mi subordinado directo será Franz y a mi me llamarán Franz Hoth. Como estaré casi todo el tiempo bajo las órdenes de Friedrich Paulus le informaré todo a Franz y él se lo transmitirá a ustedes. ¿De acuerdo?
Bien, contamos con una semana y lo sabrán todo a través de Franz. Obtendrán su recompensa en cuanto logremos sacar de aquí al mariscal y lo sustituyamos por su doble. Ahora tengo que salir de aquí porque hay una reunión con el alto mando y debo prepararme. Ya saben ustedes que Paulus es sumamente organizado y no soporta que la gente llegue tarde a sus reuniones. Mañana les informaré de los resultados y sabrán cuál es la estrategia a seguir. Hasta mañana, señores.

—Oye, Franz, ¿crees que Marcus y Hans lo han entendido?
—Espero que sí. No les queda otra alternativa más que creer ciegamente en las órdenes que les das. La información secreta la recibimos apenas ayer y no hemos tenido tiempo de asimilarla.
—Está bien. Te pido que no olvides ningún detalle de lo que va a suceder en adelante porque de eso dependerá tu vida en el futuro, incluso la mía está en juego. Así que muy atento a todo, ¿eh?
—Sí, Franz Hoth, lo haré exactamente como lo ordenas, pero...
—Bien, ya te contaré detalladamente las cosas. Llámame en adelante solo Hoth. ¿Está bien?
—Está, bien, Hoth.
—Ahora, vete a descansar y no le pierdas la pista a tus dos ayudantes.
—Hasta pronto, Hoth
—Nos vemos mañana, Franz
  
II

Tenemos las reuniones en un gran edificio que perteneció a la aristocracia rusa del siglo XIX. Se ha conservado en muy buen estado y es una de las pocas construcciones que quedan en pie. El que se encuentre en buenas condiciones se lo debemos a nuestros experimentados bombarderos de la Luftwaffe que lo marcaron, por exigencia del gran mariscal alemán, para conservarlo intacto. En realidad, fue un grave error destruir la ciudad. La podíamos haber tomado con un desplazamiento rápido de acorazados desde el Cáucaso y con una invasión relámpago, pero se perdieron dos días con las objeciones que puso el Fürher, luego se ordenó el ataque aéreo sin preguntarle a Paulus su opinión y se destruyó toda la ciudad. Ahora esto se ha convertido en una ratonera y pronto será una moledora de carne, por cierto, con ese nombre pasará a la historia. Es imposible imaginar cómo un palacio como este, de altos techos con pisos lustrosos de madera y un enorme candil, que ilumina los hermosos tapices, los muebles lujosos y las pinturas, se haya convertido en testigo de tan terrible matanza y conspiraciones. Se avanza o se retrocede casa por casa y los enfrentamientos son con arma blanca calada. Salir a la calle es ponerse a merced de los francotiradores y entrar a las construcciones derruidas en busca del enemigo sin apoyo es como suicidarse tirándose a un pozo. La zona más peligrosa está en la parte de la fábrica de tractores y la colina. Aquí, en el centro de la ciudad la bayoneta, los puñales y navajas son la única garantía de vida.

Hay una enorme mesa en el centro del salón. Es en la que nos sentamos a discutir los siguientes ataques en el frente. Hoy Paulus nos dirá que el abastecimiento de armas y alimento se está retrasando, que nos quedaremos sin comer y que el invierno será más crudo que nunca. No sabe, a pesar de su brillantez de estratega, que el ejército ruso se está fortaleciendo detrás del Volga, que habrá un gran ataque por el Noroeste del lado donde se encuentra ahora el ejército rumano. En el centro está el ejercito italiano y al Sudeste el húngaro, pero serán divididos y jamás pordrán arremeter en contra ofensiva. Nuestra estrategia ha sido poner a los italianos en medio de los dos enemigos eternos, los rumanos y los húngaros, y ha resultado bien al principio, pero ha sido una solución poco segura. Pasado mañana, el gran mariscal designado por el Fürher, Fiedrich Paulus, tendrá la oportunidad de escapar ordenando una retirada rápida, pero el gran líder se lo impedirá, entonces el verdadero Paulus se irá a Berlín, escapará como una rata. Se pondrá, a un sustituto que tendrá el rostro de Fiedrich Paulus, pero será otro: su gemelo Ernest Alexander. A mí me toca impedir que Fiedrich Paulus, el verdadero, sea interceptado por las fuerzas soviéticas, ya que en el pasado lo habían intentado contratar para ser instructor de oficiales y podrían convencerlo. Hay una operación que se llama Krisa. Gracias a los topos rojos de Berlín se sabrá que Paulus podría escaparse y entonces empezará la carrera a contra reloj para desaparecerlo, o ellos o nosotros. En realidad, la misión a mi cargo es que Franz no muera antes de la sustitución ya que, de fallecer, como fue en la realidad, este trabajo no existiría y yo me encontraría en la paradoja del viajero del tiempo, es decir, en el mismísimo infierno de la nada.
No comprendo por qué me repito tanto estas cosas. A decir verdad, me las sé de memoria, pero las repaso para actuar de forma automática, sin pensar. Tengo buena memoria, pero nunca es bueno dejarle las cosas al azar. Es mejor mantener el dominio de la situación y evitar las improvisaciones lo máximo posible. Estoy a punto de entrar a la cita y debo poner los cinco sentidos para descubrir si Paulus se ha fugado ya o está por hacerlo con los rojos.

“Generales, coroneles y tenientes, buenas noches. Trataré de ser muy breve porque no nos queda mucho tiempo para actuar. Vengo a informarles de que las fuerzas de nuestro grupo A se han debilitado. Por cuestiones históricas los rumanos se han ido retirando poco a poco y los húngaros los odian aún más por eso. Los únicos que han resistido con heroísmo son los italianos, pero no esperan el apoyo de los otros comandos. Eso indica que, en cuanto el eslabón rumano quiebre, tendremos que decidir cuál será nuestra estrategia de ataque. Las opciones son tapar el hueco que se formará en la zona de la fábrica y, la otra, dejar pasar una parte del ejército soviético y tenderles una emboscada. En mi opinión deberíamos retirarnos hacía el Mar Negro porque las fuerzas enemigas avanzarán abriendo una brecha por el Don y se acercarán hacía el centro en el que nos encontramos. Chuikov está cercado, con nosotros dentro, una peligrosa ratonera. Ahora encuentra resistencia, sin embargo, la fuerzas que tenemos en el Volga se doblegarán pronto y adiós. Alguien me dirá que ese general está entre el río y nuestras fuerzas, pero como la orden de Stalin ha sido que ni civiles ni militares den un solo paso atrás, por eso, los suicidas soviéticos están dispuestos a morir en la línea, así que no podremos contra ellos. En primer lugar, porque se están acabando nuestras municiones, en segundo lugar, aunque tuviéramos el parque necesario, ellos están aumentando como hormigas y, tercero, es verdad que tenemos mejores estrategias, pero ¿Cuántos soldados puede matar cada uno de ustedes con la bayoneta o a tiros? Pasado mañana, nos quedará solo un canal para salir y si el Fürher nos permite la retirada contaremos con las pistas del aeropuerto Pitomnik y desde ahí nos uniremos con las fuerzas del Cáucaso. Si continuamos la retirada se unirá a nosotros el ejercito que viene de Odesa. Como no deseo que esta sea una decisión mía, quiero saber quiénes estarán dispuestos a combatir conmigo en caso de que el Fürher no nos deje salir”.

Me ha parecido que la última parte del discurso de Paulus es un poco subversiva, porque al preguntar de esa forma, Friedrich ha querido saber si hay algún miedoso o posible desertor. Nadie desea quedarse en este sitio, saben todos cuál será el final, sin embargo, nadie a titubeado y han declarado que se quedarán si así lo decide el Fürher. Sé que Paulus le explicará de una forma muy clara a Hitler la situación, incluso le dirá cuál es la solución menos penosa, sin embargo, se negará y dejará morir a casi trescientos mil soldados.
Ayer fue tomada la colina de Mamyev Kurgan. Ahora los soviéticos dominan todo el terreno porque están en el punto más alto, pronto la trampa estará preparada y nos cogerán como lo que llaman sus krisas o ratas. En una hora me reuniré con Friedrich, debo poner mucha atención en su forma de actuar. Sé que es meticuloso, que no habla mucho cuando se trata de situaciones como esta. Se quedará pensando en todas las posibilidades de ataque y, lo peor, me contará una anécdota que no entenderé bien.  Las indicaciones que me dieron en la UNH, que no es lo que le he dicho a ese par de tontos Marcus y Hans, sino una organización en pro de los derechos de la Unificación Nazi Hitleriana, son que memorice la voz, los gestos y las ideas del mariscal en ese momento de nerviosismo. Tendré que hablar con Franz y explicarle que es muy importante que salga con vida de la operación y no se deje arrestar ni atrapar por los rusos. Paulus tiene un hermano gemelo. Ernest Alexandr Paulus que debe estar por llegar.

III

Hemos salido a combatir al mediodía porque nos avisaron de las maniobras de un grupo de rebeldes que iba a tomar unos edificios para aposentar a sus francotiradores. Teníamos mejor técnica, mejor equipo y más disciplina, pero fue imposible ganarles. Creo que el obstinarse con una idea es lo peor que le puede pasar a un hombre y más a un conglomerado o una nación. Ahí afuera solo hay escombros, gente con hambre e ira. Nos odian tanto que podrían matarnos con una sola mirada. El Fürher quiere conseguir, a costa de unas pérdidas incalculables, la ciudad que lleva el nombre de su enemigo. Es lógico que este punto se haya convertido en el nudo ciego que ninguno de los estrategas alemanes podrá desatar. He conseguido salvar a Franz, estuvo a punto de morir por un disparo de Vasili Tsaitsev, ese francotirador y la heroica Tanya Chernova, serán los símbolos de su país. En cambio, nosotros, Franz, todos los engañados corderos sacrificados y yo, no destacaremos nunca si no logramos cumplir con la misión. Es hora de ordenar la historia de la humanidad.

—Hola, Franz, ¿qué tal está tu herida en el brazo?
—Nada Hoth, se pasará. Es un rasguño y si no hubiera sido por ti, ya sería un fiambre.
—Tienes que estar muy atento, Franz, las cosas están calculadas al milímetro, no me falles, por favor.
—Te lo prometo, Hoth, seré todo oídos y no daré ni un solo paso en falso.
—Bien, Franz, escucha. Mañana es el día en que actuarán los soviéticos.
—Y ¿qué debemos hacer?
—Ahora te cuento el plan, pero es necesario que sepas algunas cosas sobre Paulus. Es un hombre impresionante. ¿Sabías que tiene parientes rumanos?
—No, no lo sabía.
—Pues, sí. Además, fue compañero de Romel y estuvo a punto de sustituirlo en África. Friedrich siempre ha considerado al vanidoso zorro del desierto un buen oficial y pésimo hombre. Es por los principios de Romel, ¿sabes? Para Friedrich la entrega total al trabajo y la planificación es más importante que cualquier interés político. No me sorprendería que tenga un plan B en caso de que falle la sustitución.
—¿Cuál sería ese plan B?
—Oh, querido Franz, en otra época, yo era un inocente soldado, un teniente muy iluso. ¿Sabías que en Berlín y, muy por encima de nosotros, se están tramando cosas que ni siquiera puedes imaginar?
—¿Qué cosas, Hoth?
—Pues, demasiadas. La inteligencia de los que dirigen esto es muy superior a la nuestra. El vacío de información es fundamental para la máquina de guerra, pero fatal para todos nosotros. ¿Sabías que Paulus visitó a Romel en África?
—No, Hoth bien sabes que he sido un excelente cadete, un buen especialista en acorazados, pero nada más. No me meto en las cosas que no me incumben y por eso he llegado hasta aquí.
—Sí, Franz, lo sé. En realidad, yo era como tú. Exactamente como tú, pero las cosas cambiaron y sufrí una metamorfosis. No soy consciente de todo lo que ha pasado desde aquel día.
—¿A qué día te refieres?
—Al día de mañana.
—¿Hablas del futuro?
—No, Franz. Es literal. Mañana será el día crucial. Si fallamos nos meteremos en un lío cuántico.
—¿Cuántico?
—No me hagas caso, por favor. Eso no significa nada ahora. Lo importante es que hagas las cosas como te las vaya indicando.
—Pues, ¡Explícame con detalle!
—Está bien, Franz, déjame contarte todo. En primer lugar, hay que cerciorarse de que el hombre que saldrá mañana de aquí es Friedrich y que el que viene sea su gemelo Ernest Alexandr; en segundo lugar, es necesario saber qué condiciones podrían ayudar a los soviéticos a impedir que el mariscal se traslade a Berlín. Aquí es primordial decirte que Paulus ya rechazó una oferta soviética y lo más lógico es que rechace una más, a menos que no tenga otra salida. Es demasiado patriótico, así que la razón debe ser de gran peso y existe la posibilidad de que los vaya a engañar. Lo malo es que no sabemos cómo. No hay referencias históricas y hasta en su libro Stalingrado y yo no se dice nada de eso. Sin embargo, pasará así: Paulus se irá a Berlín y convencerá al Fürher de que lo deje caer preso de guerra para que desde el lado soviético dirija una serie de movimientos estratégicos engañando con falsa información a los comunistas. Es una estratagema muy buena, Franz.
—Perdona que no haya entendido, ¿cuáles memorias, Hoth? No te entiendo nada.
—¡Pon atención, Franz!!Pon atención! Te contaré eso más adelante. Ahora escucha esto. El hermano de Paulus desconoce muchas cosas. Cuando lo entrevistemos, le preguntarás si recuerda las siguientes cosas. Primero, el tonto chiste entre los aprendices de su cursillo en el que discutieron sobre los significados de probablemente y aparentemente, luego, qué pensó de la decisión del Fürher de tomar Leningrado en lugar de Moscú, seguro que lo sabes ¿verdad? y último…
—No lo sé, Hoth, ¡Explícamelo!
—Qué cosa, Franz, ¿qué quieres que te explique?
—Lo de Moscú.
—Mira, Franz, es necesario que hagas las cosas como la mayor exactitud y discreción. De eso dependemos tú y yo. Ya te he salvado de morir con el cráneo destapado. Ahora lo importante es seguir adelante y hacer todo según las instrucciones. Si Paulus está en desacuerdo con el Fürher por haber desmantelado los acorazados y llevárselos a Leningrado y Ucrania, eso no nos incumbe. Si Paulus no pudo convencer al Fürher de tomar primero Moscú y desplegarse después a Stalingrado y Leningrado, no es problema nuestro. Si Paulus es un militar cien por ciento y va a tratar de dirigir las operaciones a través de uno de sus hombres de confianza, eso si no incumbe porque sólo así sobreviviremos, ¿está claro?
—Sí, Hoth no te enfades, dime el plan con detalle y te prometo que lo haré todo como sea necesario.
—Bien.


IV

No estoy seguro de que Franz me haya entendido, pero lo comprendo. No sabe que somos casi la misma persona, que he venido a salvarlo con el fin de que empiece a dirigir las batallas al lado del Fürher, no será él en persona, pero su mano estará presente en cada decisión, en cada trazo de las rutas de ataque, en cada firma autorizando el abastecimiento y, lo más importante, en cambiar, las torpes decisiones del Fürher, sin que se sepa, por unas adecuadas. Friedrich lo convencerá de retroceder y reunificarse, eso le dará la posibilidad de fortalecer el ejército, pues en la retirada dejará ruinas y obstáculos que el enemigo tendrá que salvar gastando energía y tiempo, luego se entregará en una misión secreta y se lo llevarán los soviéticos, pero será el emisario de los mensajes de Paulus. Cuando lo interroguen después de sorprenderlo con información secreta, opondrá mucha resistencia, sacrificará su salud, pero luego engañará a las fuerzas rojas y las encaminará al matadero. Morirá como un héroe y en el futuro nuestra organización podrá formarse, se llamará como le he dicho, la UNH, y el representante será un descendiente del gran Friedrich Paulus el más sistemático general de toda la Alemania.
Lo más importante es que Franz descubra a los impostores que se traten de ganar su confianza, se le acercará un tal Petr Anatolievich—a él le transmitirá toda la información errónea de Paulus y el ejército rojo se equivocará en sus avances. Los alemanes podremos engañarlos mandando compañías de judíos disfrazados de soldados. Cuando los soviéticos entiendan su error será demasiado tarde. Los encargados de cambiar a Friedrich por Ernest Alexandr serán Marcus y Hans que son unos ineptos, pero matan a sangre fría y eso es necesario para asegurar nuestro plan.

—Compañeros he venido a darles las instrucciones para el cambio de Paulus, escuchen con atención.
—Te escuchamos, Hoth
—Bien, las instrucciones son las siguientes. Llevarán al Mar Negro a Paulus en un avión, Franz ira con uniforme de teniente y Paulus será un simple cabo. Nadie debe reconocerlo porque se supone que su gemelo ya ha ocupado su sitio. A partir de mañana Ernest comenzará a recibir las órdenes directas del Fürher, que serán las de Paulus. En cuanto se vaya a realizar la rendición, Ernest volverá a Berlín y quien se entregará será Friedrich, pero en Berlín ya tendrán todo el plan fraguado. ¿Está claro?
—Sí, señor.
—Perdone Hoth, y ¿usted qué hará?
—No te preocupes por mí, Hans, estaré con ustedes controlando todo lo que me corresponda. Les pido que no beban alcohol y que duerman bien. Deben alternarse en las guardias y reportarme cualquier anomalía, ¿está claro?
—Sí, Hoth, me queda claro.
—Bueno, pues vayan con Franz y cuídenlo, por favor.


A pesar de que Paulus podrá demostrarle al Fürher que replegando las fuerzas en el Cáucaso se podría arremeter mejor contra los soviéticos, se empeñará en mantener el sentimiento victorioso de la operación Barba roja, pero el talento de Friedrich irá más allá. Le dirá que seguirá adelante y que no parará hasta tomar Stalingrado, pero, ahí viene lo interesante, se rendirá mucho antes de lo previsto y le mandará a su contacto las órdenes para mantener los ataques. Será como una serie de tres emboscadas para el ejército soviético. La primera consistirá en devolverles el Volga, luego, Leningrado y , al final, cuando se sientan victoriosos, todas las fuerzas arremeterán en Moscú. Todo el ejercito alemán entrará sin dificultad, mientras los rumanos, húngaros e italianos mantendrán una cortina que le impida al ejercito de Stalin regresar hacía el Este. ¡Genial! Sí, de acuerdo, sé que en la época en que eso no sucedió era imposible imaginarlo, pero ahora tenemos la oportunidad, los medios y la tecnología para hacerlo y quien cambie ese período de la historia para que haya un futuro que no fue, soy yo. Gracias por la confianza, señores del comité de la UNH, nos espera un futuro esplendoroso de la raza superior.


V

Ernest Alexander ha hecho todo muy bien. Pasado mañana será tres de febrero y se llevará a cabo la rendición, pero no será él quien se convertirá en reo, sino su hermano, el verdadero Paulus será arrestado y lo conducirán a una cárcel de seguridad desde la cual dirigirá las maniobras del contraataque. Primero le pedirán que describa las maniobras de su ejercito desde que empezó la invasión a la URSS, luego le pedirán información sobre los generales que están dirigiendo la ofensiva contra Leningrado y Moscú, por último, se le obligará a desvelar cifras relacionadas con los acorazados, los aviones , los tanques y la infantería. Saben que Friedrich es uno de los hombres más sistemáticos de Alemania, por eso creerán a ciegas sus palabras.  Paulus interpretará el papel de héroe negándose en un principio a colaborar, Franz estará con él y podrá, con ayuda de Petr Anatolievich, un partidario de la esposa del fallecido Bujarin, Anna Lárina, saber todos los movimientos del enfrentamiento. Será como una partida de ajedrez en el que las piezas negras serán movidas por los nazis y las blancas por los soviéticos. Nadie sabrá que la partida ya está ganada en el alto mando alemán. Las estrategias de engaño y todos los distractores que proporcionará Friedrich logrará que conquistemos todo el Este antes de que los aliados reaccionen. Bueno, iré a ver a mis chicos a ver que tal han cumplido con mis órdenes.

—Hola, Franz, ¿qué tal estás?
—¡Muy bien, Hoth! ¡He conocido al Fürher en persona! La conversación que tuvo con Paulus fue larguísima, vi entrar generales y mariscales de campo para discutir el plan. Parece que todo saldrá como lo has dicho tú.
—Me alegro, querido Franz. Ahora tengo que prepararte para la siguiente etapa, que no será sencilla. Sabes bien que muchos generales se han ensañado con el enemigo. Hay hombres como Amon Göth, que es capaz de eliminar dos mil judíos en un día,  o el general Oskar Dirlewanger que ya sabes lo que ha hecho con los partisanos de la unión soviética y terminará mal. Será torturado por unos polacos, y hay peores de los que no tienes conocimiento, pero bien vale mejor no saber de ellos. El caso es que serán eliminados porque seres como ellos no pueden formar parte de una nueva humanidad. Bueno, veo que tienes dudas. Me lo dicen tus gestos. Pues, iré al grano, Franz. Tu misión es irte con Paulus. Te tratarán muy mal en territorio enemigo. Necesitas aguantar y te será concedida la victoria, Franz. Por nada del mundo te doblegues. Piensa que, si llegas a doblegarte, no habrá paso atrás y nunca conocerás la gloria. Friedrich te parecerá muy déspota y tal vez no te hayas comunicado mucho con él en tu estancia en Berlín, pero tiene madera. Le tirarán los dientes y le arrancarán las uñas, pero soportará todo porque sabe que de eso dependerá la victoria. Así que cuando te falten las fuerzas y estés a punto de morir, recuerda que te espera el dinero, la fama y mucha gloria. No lo puedes saber ahora, pero cuando llegue el momento te acordarás de mí.
—Lo entiendo, Hoth, pero estoy acojonado. No creo que pueda soportar todo lo que me espera. ¿Qué pasará si me quiebro a la primera?
—Eso no puede suceder, Franz, de ti depende el futuro de la historia. Tienes en tus manos el porvenir y si lo dejas caer te arrepentirás. Vivirás en el infierno. Debes saber que, si esta vez fallamos, lo intentarán de nuevo y cada vez morirás de la misma forma, por eso aguanta hasta el final. Es por ti, por tu futura familia y toda la raza aria.
—Tengo miedo, Hoth, me tiemblan las piernas.
—Debes ser valiente, Franz, yo te salvé del disparo que te iba a matar. Sin esto no serías nadie. Considérate muerto, todo lo que te espera ya no es real. Imagínalo así, por favor.
—Es que me siento como la primera vez que vi la sangre en el campo de batalla, Hoth. Es algo que no puedo controlar.
—No te preocupes. Ya me he encargado de buscar la forma de que te lleguen medicamentos que te ayuden a superar el sufrimiento. Ten fe, Franz. ¡Todo saldrá bien! ¡Sé hombre por tus futuros hijos!


Pobre Franz se ha ido muerto de terror. No me gustaría estar en su pellejo. Lo que le espera es en verdad horrible, pero hay que seguir con el plan. No puedo evitarle este trance. Bueno. A lo que sigue, tengo que ponerme en contacto de forma urgente con Marcus y Hans porque serán eliminados. A unas horas de la rendición deben ir a un edificio a buscar a unos soldados extraviados y por el trayecto se los cargarán. Es una lástima porque Marcus habría hecho carrera, sin embargo, el poder, la gloria y la confianza lo habrían vuelto muy rebelde y habría creado problemas. De Hans sólo puedo decir que es uno más de los millones de soldados muertos que pasaran como una cifra simplemente.

VI

—Bueno, señor juez, eso es todo lo que puedo contar. Lo demás ya lo saben a la perfección.
—Está bien, señor Franz Shulz, entiende a lo que se refiere. Su declaración ha sido tomada y en breve se dictará el veredicto. Póngase de pie.

En la gran sala están los miembros de protección de la historia. El abogado defensor ha sido contratado por el mismo Shulz y antes de la última sesión sabían cuál sería el final. Horst fue muy claro en las instrucciones. Shulz no debía ocultar ninguna de sus acciones en el pasado y eso contribuiría a que se le aligerara la sentencia. Ahora debían esperar unos minutos a que los miembros del jurado tomaran una resolución.

Shulz vio su sueño terminado cuando volvió de su viaje del pasado. En el año 2025 cuando estaba al frente de uno de los partidos más posicionados en Alemania recordó la larga noche del Groko o coalición en el que se repartieron las carteras del gobierno. Él no había quedado contento en aquel entonces y se prometió que algún día tomaría su parte con su propia mano. A los setenta y cinco años le llegó la oportunidad. El mundo estaba cambiando. La singularidad había logrado que la tecnología se desarrollara a sí misma y con ella la ciencia detrás iba definiendo las teorías de lo que las máquinas iban creando. Los primeros ordenadores cuánticos dieron la pauta para los saltos en el tiempo. La economía mundial se encargó de crear una nueva sociedad que no necesitaba el dinero para ocupar un estatus privilegiado. Murieron los pobres de sobre alimentación, se les proporcionó comida barata en grandes cantidades. La diabetes, la obesidad con todos sus efectos secundarios no se trató por la sanidad pública. Así la clase media baja y los pobres desaparecieron. La gente comenzó a gozar en verdad de la vida y los trabajos que tenían las personas rejuvenecidas como Shulz eran magníficos. En apariencia Franz Shulz era un hombre de treinta años, se le había regenerado la piel y se habían renovado sus órganos, estaba listo para la siguiente etapa de longevidad, pero un error en sus decisiones le había llevado al fracaso. Sabía que al final recibiría un castigo injusto. No sólo se le prohibiría seguir laborando en alguna de las instituciones gubernamentales, sino que se le quitaría el derecho a la existencia. Lo había previsto y en teoría no le había preocupado mucho, pero ahora que esperaba la condena a la nada se sentía mal y habría preferido la muerte.

—Señor Franz Shulz, el jurado ya tiene su sentencia.
—Estoy listo, señor juez.
—Bien. Se le ha condenado a regresar al pasado a la era cristiana del imperio romano. Estará vinculado con unos católicos cercanos a Mateo el apóstol y morirá en una tarde de circo, a su lado ira un guardia de nuestra organización que le impedirá escapar. Sentimos mucho comunicárselo, pero su familia también será enviada con usted. Debía haberlo pensado antes señor Franz. ¿Se da cuenta del daño que le habría causado a la humanidad si sus planes se hubieran realizado?
—Lo entiendo a la perfección, señor juez, pero me gustaría que se perdonara a mi familia. ¿Hay alguna forma de pedir una apelación? Yo me declaro culpable y acepto los cargos, pero me gustaría que se le concediera una absolución perentoria a mi familia. ¿Sería posible?
—Bueno, señor Franz, lo haremos, pero su sentencia se aplicará hoy mismo, así que despídase porque lo vamos a enviar en media hora.


Franz Shulz se retiró a una cámara en la que se le suministró una sustancia que le agudizó los sentidos y después entró, junto con un hombre corpulento en una cámara metálica que lo envió al siglo uno de nuestra era. 

Fin.

2 comentarios:

  1. HOLA SOY TU TIA LUZ ME QUEDÉ PICADA,ESPERO LA CONTINUACIÓN.TE FELICITO TUS RELATOS SIEMPRE ME ATRAPAN

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  2. !Hola! Me da mucho gusto saber que mis historias son entretenidas y que miembros de la familia las pueden disfrutar. Un abrazo muy fuerte y saludos a todos.

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