martes, 16 de junio de 2015

Diálogo en el infierno entre Lenin y Keynes.


En un lugar desolado, frío y pedido, entre las montañas, ubicado al norte de China, se encuentran John Keynes y Vladimir Ilich Lenin. El primero va vestido de chaqueta blanca y pantalones azules y el segundo de overol rojo.

-¿Qué tal estás Vladimir Ilich?

-Hoy me siento un poco mejor, pero sigo enfermo.

-¿Y qué te parece el infierno?

-Pues, no sé. No parece un infierno de verdad porque hace mucho frío, no hay demonios ni esas cosas que escriben en la Biblia. Tal vez se trate de un error y nos mandaron a un campo de concentración para disidentes políticos. ¿Has visto a alguien más?

-Sí, ayer encontré a tus amigos Karl y Frederick sumidos en una acalorada conversación, no quise interrumpirlos. Ya sabes cómo son y de haberme entrometido en su charla habríamos salido a golpes.

-Hoy tienes mejor semblante Johny, ayer te vi demasiado pálido.

-Es por el trabajo, ya sabes que estoy en la sección de producción y me han puesto en la línea de selección de partes para misil. Es un trabajo muy duro y la comida es pésima. Tenemos un horario de doce horas y no nos permiten fumar en las pausas, dicen que es malo para la salud. En todo el taller hay señales prohibiendo el tabaco y si un guardia te encuentra in fraganti, ya puedes irte despidiendo de la buena vida. Te extorsionan, te encarcelan y te multan. ¿Y tú qué tal?

-Pues, yo también estoy en producción pero de carne a destajo. Tenemos que presentarnos muy temprano y cortamos carne de vaca todo el día. Ya no puedo ver la carne. Me dan náuseas sólo de olerla. Lo peor de todo es que la comida es poca y de productos prefabricados o hamburguesas. Nos permiten fumar, pero el precio de las cajetillas es enorme. Imagínate que para comprar los de peor calidad, es decir, sin filtro y de tabaco búlgaro, tenemos que pagar el equivalente a una semana de trabajo. Es una injusticia.

-Oye, Vladimir Ilich, ¿Quién es ese pordiosero?

-Creo que es uno de los Papas.

-¿A qué se dedica?

-A nada, aquí se la pasa mendigando un trozo de pan o un poco de vodka, los cigarrillos se los roba. Tiene mucha astucia para engañar a la gente.

-¿Pero no debería estar en otro sitio?

-No sé. Nunca he sido religioso.

-Pues, yo siempre he creído en Dios y no me explico cómo he venido a parar aquí.

-Oye, Johny, no habremos hecho algo mal cuando estábamos fuera de este reclusorio. Cuéntame, ¿Qué hiciste? ¿Dónde vivías?

-Mira, Vladimir, nací en los Estados Unidos y tuve que pasar periodos de crisis muy fuertes. Teníamos una gran depresión económica en todo el país y era necesario crear una teoría de repartición del capital. Me hice a la tarea y elaboré un sofisticado método para que la producción generara bienes económicos, o sea dinero, y éste se pudiera usar para comprar más productos. El resultado, muchos años después, fue la globalización que entró en un giro vertiginoso uniendo países tan alejados como El Salvador y Madagascar.

-¿Y hubo buenos resultados? Me refiero a si la gente logró obtener un bienestar económico suficiente para vivir de forma digna.

-Por desgracia no fue así, mi querido Ilich, había demasiados intereses, el hombre sea quien sea, siempre será ambicioso por naturaleza y tratará de acaparar bienes y riqueza aunque no los necesite. Lo peor de todo es que en mi teoría se puede tergiversar alterando algunos conceptos de producción y consumo. Es un poco difícil de explicar lo que ha pasado en la práctica porque hay muchos buitres, esos que nos han traído aquí para explotarnos.

-Entonces según tus ideas, deberíamos gozar de los beneficios de los sistemas microeconómicos, ¿No es así?

-Sí, así es exactamente, pero no te olvides de que mucha gente, los más ambiciosos, guardan el dinero que debería invertirse y se crea un capital líquido que se usa para desestabilizar la economía mundial para beneficio propio.

-Pues, es una lástima querido Johny, tus ideas no estaban tan mal. Lo único malo es que nunca se terminaran la hienas y cuando les da hambre hay que tener cuidado porque atacan en jauría.

-Y tú, ¿Qué hiciste, Vladimir?

-Pues, también estoy aquí por mi teoría. Traté de quitarle el dinero a los ricos y dárselo a los pobres. Lo malo fue que se lo di a unos obreros mal educados y ambiciosos. Con el tiempo los que estaban en el poder hacían sus reunioncitas del PCUS para censurar a los intelectuales. Había muchos principios muy buenos, como los tuyos, pero las hienas llegaron otra vez y se quedaron con todo.

-Es una pena que después de tanto esfuerzo que hicimos nos mandaran a este baldío. Te imaginas que los fines de semana tengo que ir a los basureros a buscar cartón, botellas de plástico y latas de aluminio para sacar un poco más de dinero y comprar tabaco. Lo más duro es llegar a mi casa porque mi esposa  se queja de todo, me echa el sermón de las tiendas, que no hay, de los niños que no van a ser profesionistas, del coche chatarra que falla todo el tiempo y no hay a dónde ir, etc. Ilich, ¿Estás casado?

-Sí, pero casi no hablo con mi mujer. Siempre aprovecho los domingos por la tarde, cuando termino de partir piedras en la galera, para darme una vuelta por la casa de Apollinariya. Se ha puesto más guapa, pero sigue rechazándome. Dice que cuando me divorcie y le ponga una casa se irá conmigo. Ya te imaginarás cuáles son las perspectivas. Una casa aquí no la compra uno ni trabajando cien años.

-Oye, ¿Y tus amigos Stalin, Derzhinski y Beria?

-Derzhinki, el “Polaco” , está en las minas de sal, lo está pasando muy mal, el otro día lo vi y andaba en muletas. Le pregunté cómo se sentía y en lugar de contestarme me insultó, estuvo intimidándome para que me fuera, creo que le van a amputar una pierna. A Stalin lo tienen en un calabozo incomunicado, está en la misma sección que Lavrenti Bériya, el violador proxeneta. Les ha tocado pasar lo peor en este lugar, tú y yo tenemos suerte de estar en producción, ¿No crees?

-Sí, Valodya, sí. Oye, en nuestra sección siempre se corren los chismes y ¿sabes que dicen de Benedicto?

-¿Quién?

-Uno de los pordioseros.

-Ah, ya. ¿Qué dicen de él?

-Pues que el otro día salió el jefe de la sección del almacén y le echó la bronca porque andaba acosando a uno de sus hijos pequeños y cuando le dijo al mendigo que era un pederasta, el muy cínico le dijo que en la iglesia, Dios mandaba amarse los unos a los otros y que a él siempre lo habían violado de pequeño. El jefe casi le pone una tunda por idiota, pero el otro puso pies en polvorosa.

-Debería darle vergüenza. ¿Ya viste que anda enseñándole el pájaro a quien se encuentra en el camino?

-Sí, no tiene perdón de Dios.

-Ah, esa sí que es una buena broma. Oye, ¿Y qué hay del sexo en tu país?

-Pues, pura depravación. Se autorizaron los matrimonios de todo tipo en aras de la democracia. Ahora tu cónyuge puede ser cualquier cosa como: un perro, una mujer, un hombre, un niño, un héroe de los tebeos. No hay límite a la imaginación y la prostitución está a la orden del día. Se prostituye todo.

-Pues, en mi país siempre se prohibieron esas cosas pero, como ya sabes, se le cambiaron los nombres y términos a las cosas y surgió la palabra Tobarish.

-¿Qué es un tobarish, querido Ilich?

-Pues, una persona con la que puedes tener relaciones de camarada, amistad, como le dicen en Cuba.

-Ah, mejor lo dejamos aquí porque en Cuba sí que la cagamos. Oye, ¿tienes tu radio?

-Sí, precisamente ayer le compré las pilas. ¿Quieres oír algo?

-Sí. Ponla, todavía nos queda media hora de descanso.

-A ver. ¿Está bien esta?

Imagine there's no Heaven 
It's easy if you try 
And no Hell below us 
Above us only sky 

Imagine all the people 
Living for today 
Imagine there's no country 
It isn't hard to do

-Oh, Vladimir, hacía tanto que no escuchaba a mi tocayo Lennon. Creo que ese sí habría sido un buen líder mundial. Lástima.

-Oye, Johny, ¿me dejas que te diga Lennon en lugar de Keynes?

-Sí de acuerdo, pero si me dejas llamarte Iván Visioly.

-¿Ivan el alegre? Claro que sí.










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