jueves, 3 de diciembre de 2015

Chicos de cincuenta con título incluido.

















 1. El cadáver
— ¿Por qué lo habrá hecho?
—Por odio o celos.
— Pero, ¿cuánto tendría que odiar para arrancarle a su pareja las partes más íntimas a mordidas?
—No lo sé, inspector. La naturaleza humana es impredecible.
— ¿Tenemos algún sospechoso?
—Sí, jefe. No ha sido el perro, sino el marido.
—Lástima.

2. El no infiel
Un hombre conoció a una mujer que le imploró acostarse con ella. La rechazó y esa misma tarde la desdichada se suicidó. La mujer del individuo también se encontró a alguien que le pidió fornicar, ella temiendo que el sujeto cometiera una locura accedió. Salvó una vida.


3. The american solution
Para reducir el índice de mortalidad se comenzaron a decomisar las armas de fuego por orden del gobierno estadounidense. Por el ajetreo la gente dejó de tomar y comprar coca cola. El resultado fue increíble: No bajó la mortandad en lo más mínimo, pero aumentó la natalidad.

4. Vida inútil
Se pasó toda su existencia, trabajando en su único fin, criticando y educando a su familia. No escatimó nunca los esfuerzos, incluso no dormía con tal de conseguir el objetivo que perseguía. En sus últimos años descubrió algo que lo terminó de matar. Se había equivocado de teoría.

5. Sueño de grandeza.
Encontró una fantástica historia en medio del bosque. Era pequeña, sorprendente y amena. La leyó y releyó; la analizó y reanalizó. Quiso convertirla en algo grande. Pensó y pensó. Y, finalmente, decidió ampliarla. La estiró y la estiró hasta que de tanto jalearla, la pobre se rompió.

6. El vendedor
Tenía gran poder de persuasión, no había quien se escapara de su influencia y por más resistencia que se opusiera, al final, hasta el más recatado algo le compraba. En su casa nadie lo quería por su más grande defecto, pues era demasiado tacaño y todo lo fiaba.

7. Libro de cabecera
Seguía con mucha atención y cuidado los consejos del manual. Cuando un problema lo acongojaba consultaba de inmediato con la almohada y al día siguiente, borrón y cuenta nueva. No se pudo morir. No por las certeras recomendaciones, más bien fue por la falta de dichas instrucciones.

8. Armas
Para combatir la delincuencia se hizo una prueba. Les dieron a los niños una pistola, quienes le dispararon a sus hermanos fueron a tratamiento. Años después, quienes no habían disparado en la prueba cometieron atrocidades. Se tomó la decisión: todos a tratamiento. Siguieron los crímenes. La humanidad es así.

9. Muertes.
La guerra le arrebató a sus descendientes. Murieron como valientes, defendiendo sus principios humanos de justicia jaspeados. No obtuvo de vuelta sus gélidos cuerpos, no recibió un sólo pésame porque ganaron los oponentes. Una jubilación recibió como pago a su legado, fue la mísera recompensa a su maternal aportación.
Feliz aniversario.

10. Cincuenta años de matrimonio. Infinidad de riñas y reconciliaciones pactadas, aparte de los tres hijos educados, casados y con buenas profesiones. Buen resumen de la vida de aquellos dos que decidieron casarse. De no haber sido por las consultas al psiquiatra, no habrían llegado a esta feliz celebración.

11. Nada de cita a ciegas
Llegaron puntuales al encuentro. Al mirarse se enamoraron más uno de otro. El era mudo desde la infancia. Ella habría querido escucharlo, pero había nacido sorda. Entonces Sor Dina escuchó las miradas de Don Discreto y, al unísono, conectaron sus aparatos y empezaron a chatear.

12. Desaparición
Se había esfumado sin dejar rastro. Los expertos detectives habían desistido y no hubo más remedio que llamar a un investigador con poderes extrasensoriales. “Deme su cartera—dijo, y minutos después agregó—, este hombre necesitaba dinero con urgencia”. ¿Dónde está? —preguntó la esposa. “Señora, sería un pecado delatarlo”.

13. Paraíso perdido
En un país, con la economía desvencijada por sus vecinos, había un príncipe y una princesa. Una bruja los hechizó al nacer, los condenó a vivir luchando no contra dragones y monstruos, sino contra la delincuencia, la droga y la pobreza. Vivieron muchos años, pero nunca comieron perdices.

14. Deseos
Cerró los ojos y dijo: Quiero ser reina— los abrió, estaban los congresistas exigiéndole firmar la declaración de guerra al país vecino—. No quiero ser reina— abrió de nuevo los ojos, estaba presa e iba a ser fusilada—. Quiero paz—se le concedió su petición y murió.

15. Estatura
Miró siempre la vida desde sus dos metros veinte. Las cosas estaban hechas con mesura porque no cabía en los coches ni en los asientos de avión. Realizó lo que los demás no podían, sin embargo, siempre pensó que el mundo no estaba a la altura de sus sueños.

16. Urbanidad.
Entró un hombre de 60 años al vagón, por cortesía le quise dejar el asiento. Se sorprendió muchísimo, contestó que yo me veía más demacrado y necesitado. Yo no pensaba así, pero evité el conflicto y callé. Al final, se lo cedimos a una abuela. Nos agradeció la cortesía.

17. Criminal honesto.
—¿A qué se dedicaba antes, señor Warlow?
—Era soldado.
—¿Por qué con ese honorifico estatus llegó a esto?
—No lo sé. La vida cambia, señor comisario.
—¿Cuántos homicidios cometió?
—Dos.
—Y ¿Cómo soldado a cuántos mató?
—Unos mil.
—¿Sabe que ha cometido un delito?
—Sí, eran mil inocentes.

18. Falta de respeto
Una mujer, muy desmejorada y ebria, se ha caído en un montículo de nieve. Un trolebús le aplastará la cabeza, la jalo de las piernas, se salva de milagro; luego, con esfuerzo, se levanta y me asesta un bofetón. ¡¿Qué falta de consideración es esa?!—me grita.

19. ¿Mera confusión?
Juan y Yoan, dos amigos, frecuentan un bar. Están enamorados de la mesera y la visitan diferentes días. Juan la seduce, le hace el amor, ella, apasionada, repite: Joan, Joan. Por curiosidad, Juan le pregunta ¿por qué me dices Joan? Porque estoy enamorada de él—responde con alegría.

20. Cómicos fieles.
Ya habían pasado vergüenzas, se burlaban de ellos, pero no se inmutaban, le pedían a la Virgen de Guadalupe, ingenio, tolerancia y éxito. Aunque el evento era circunspecto, lo tomaban con humor, las bromas respetuosas eran las plegarias. A la Basílica llegaban, entre chascarrillos, los payasos en procesión.

21. Sabiduría.
¿Por qué lloras? —le preguntó un sabio al hombre—. ¡Nadie me lee! El viejo, cogió los apuntes y exclamó “Tus lectores no han nacido o ya murieron. Ten esto, lo escribí a tu edad”. El individuo leyó muy impresionado y fue a buscar autores fracasados, contemporáneos del erudito.

22. Cambio.
Se cansó de su marido y se casó con otro. Al poco tiempo, el segundo esposo le pareció demasiado bueno, trabajador y comprensivo. Se aburría mucho llevando una vida ideal, decidió transformar al nuevo cónyuge. Lo volvió perezoso e incomprensivo, cuando ya había logrado su objetivo, él la dejó.




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