martes, 2 de octubre de 2018

La vida secreta de Anne Gunness


El público estaba inquieto, la expectación perduraba a pesar de que se sabía que la talentosa Anne Gunness aparecería en escena. La gente quería confirmar que la afamada actriz era inocente y que realmente la habían dejado en libertad. Habían corrido mares de tinta sobre el juicio y los amantes del teatro habían padecido, junto con la fascinante artista, su acusación de asesinato por parte del terrible fiscal. Anne soportó bajezas y agresiones por parte del juez. Habían salido a la luz los más conmovedores pasajes de la vida secreta de Anne. Se supo que la habían dejado en un orfanato cuando era pequeña, que había pedido limosna en las calles y que su falsa biografía era una máscara que usaba para no causar lástima y encontrarse a la altura de las otras estrellas que sí pertenecían a la alta sociedad.

En el proceso la obligaron a exhumar una vida ya enterrada. Reconoció que un día, amenazada por los chicos más crueles del hospicio, había arrojado gatos al río para que se ahogaran, también aceptó su complicidad en el homicidio de la directora del orfelinato. Con gran dificultad reconstruyó ese episodio que ya había logrado borrar de su memoria. Nadie valoró sus esfuerzos, el trabajo de muchos años y los sufrimientos y abusos de varios dramaturgos y directores de teatro. Tampoco se le reconoció su gran carrera y las mil interpretaciones de Blanche en “Un tranvía llamado deseo”. Pidieron como mínimo veinte años por la muerte del actor Stanley Warhol, pero nadie podía demostrar que Anne lo había envenenado en su camerino. El día fatídico, la mejor Blanche de todos los tiempos, había estado rodeada de los actores y empleados del teatro. Nadie la vio entrar en el templo sagrado del vanidoso Stanley a donde, por cierto, era casi imposible entrar sin un motivo de suma importancia. Era verdad, Anne no se llevaba muy bien con él, pero de eso a tomar la determinación de matarlo, había una distancia enorme.

Todo mundo era feliz hasta que salió la foto de la actriz en los periódicos. Luego vinieron los reportajes y los extensos suplementos en los que se describía el lado oculto de la Diva. Se le tildó de asesina, de arpía, de psicópata, pero su magnífico abogado, a base de trabajo y sensatez, la liberó. Fue lo mejor que le pudo suceder al mundo del espectáculo porque los teatros recibieron un nuevo impulso y aumentó la cantidad de aficionados, además se montaron obras nuevas y versiones modernas de los trabajos clásicos de Chejov y Tennessy Williams. La única obra que conservó su estilo clásico fue la que contaba con Anne en su reparto. Decidieron llamar a Brandon Wayne para el papel de Stanley Kowalski y a Emilia Kazantskaya para el papel de Stella, ya que Mary Lee, quien interpretaba ese papel y era amante de Stanley Wahrol, se negó a participar en la obra.

De la noche a la mañana se olvidaron las injurias. Anne ya no era esa maléfica dama que entró al camerino de Stanley para envenenarlo oculta bajo un albornoz sacado del vestuario; ni la niña mala de orfanato arrojando cachorritos al agua; ni esa adolescente incorregible que había perpetrado el homicidio de la directora de su asilo; ni la mujer que había degollado a tres hombres cuando trabajó de prostituta; era simplemente Anne Gunness, la esplendorosa. No, nada había sucedido nunca, eran patrañas, recursos desesperados de sus enemigos para hundirla, pero estaba ahí detrás del telón y la gente quería verla de nuevo, deseaban que llorara de verdad, con sus sufrimientos reales de persona y los falsos de Blanche.

Se dio la tercera llamada, se apagaron las luces y la gente ocupó sus butacas. Algunos sacaron sus binóculos para ver a su querida Anne de cerca, se les ordenó a los muchachos que no hicieran ruido ni comentarios. Se oía la agitada respiración de las señoras apretujadas en sus vestidos de satén y los hombres, de pie, se estiraron las solapas del frac y los puños de las camisas. Algunos se acomodaron la pajarita y, como si fueran a ejecutar un movimiento solemne, se dispusieron a aplaudir. El telón comenzó a descorrerse despacio y apareció la escena con una mesa y cuatro sillas, un gran baúl, las famosas escaleras y la habitación de Blanche. La gente empezó a ovacionar en espera de su amada Anne, pero esta no salió, se anunció que a última hora se la había llevado la policía. Se desvanecieron los aplausos.

6 comentarios:

  1. Hola Ocitore: Me ha podido la curiosidad, y no quise esperar hasta el 18 del mes.
    Me alegro. La historia me ha gustado mucho, sólo el final me ha resultado débil como resolución. ¿A qué me refiero? A que la policía se la haya llevado presa, sin más aclaración y luego de que su abogado consiguiera dejarla libre.
    O falta algo, o te decidiste por la primera explicación que tenías a la vista. Creo que está muy bien que ella no salga, y no haya aplausos, pero me falta la vuelta de tuerca. Es una pena porque la historia está muy bien planteada y con excelente suspenso y tensión hasta el final.
    Espero que te sirva. Siempre me gusta leerte.
    Un abrazo

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  2. Hola, Juana, te agradezco mucho que te hayas decidido a leer esta historia. Durante la narración no queda claro si realmente Anna era la asesina de los tres hombres, si su vida pasada había sido real o no. El narrador propone que sí lo fue, pero quedó el problema del desenlace. Podía haber puesto a la actriz en escena recibiendo aplausos y el final sería feliz, una mujer con un pasado oscuro, gana y sigue siendo famosa, sin embargo, me pareció que con el final que tiene se da a entender que la policía halló pruebas y la detuvo de nuevo, está vez de forma definitiva. Bueno, es lo que tenía planeado, tal vez no resultó y habrá que pensar en re-adaptarlo. Un fuerte abrazo.

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  3. Hola,Ocitore: Un relato muy prometedor: Original, bien escrito. Pienso que tal vez se pudiera trabajar un poco más el desenlace, sin excederse del límite de Literautas, recortando algunos pasajes de la vida anterior de Anne.

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    1. Hola, Beba, te agradezco el comentario. Claro que el texto da para más, pero por el límite de palabras que nos pone el reto es casi imposible desvelar todo lo que uno quisiera. Se queda en puras insinuaciones. Un abrazo.

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  4. Saludos, Ocitore de Literautas
    Me he pasado por otro relato, creyendo que era el que publicaste en un enlace en el taller. Pero no había leído el nombre del relato y cuando lo hice decidí buscarlo.
    Se aprecia el trabajo que has hecho, tengo la misma sensación, un poquito más y sería mucho más comprensible. Pero la lectura me ha resultado muy amena. Así que aunque no lograste entrar en la recopilación del taller, me alegra que lo publicaras en tu blog. Te dejo constancia que he pasado por aquí.
    Nos leemos...

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  5. K. marce, es un placer recibirte en mi blog. Te aprecio de verdad y te agradezco todo lo que hiciste por nosotros cuando el sitio de literautas no estaba activo y nos hacías las recopilaciones de los textos. Un abrazo y suerte.

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