“Dicen que todos tenemos un doble en alguna parte. Eso no es verdad, tenemos un original y varias copias en diversos lugares”. Ese fue el eslogan con el que cambió el concepto de la vida y el ocio hace más de cincuenta años.
Ya no había que dejarle al azar la búsqueda del otro yo, era tan sencillo desdoblarse que la gente le restó importancia a cosas que en el pasado producían curiosidad y temor. Nadie se preguntaba qué tipo de individuo era su doble, ni qué sensaciones podían sentir en común, ni tampoco las cosas relacionadas con la dualidad.
Así como con la aparición de la cámara fotográfica algunas personas habían temido que se les robara el espíritu, con la aparición del Escáner Estructural de Enlaces Moleculares el EEEM, mucha gente, al principio, pensó que perdería su estructura ósea y neuronal para siempre, sin embargo, se demostró muy pronto que no era así. Cuando el EEEM se presentó por primera vez en la ciudad de Monterrey en México, asistieron las más grandes personalidades de la ciencia y muchos inversionistas interesados en la compra del nuevo aparato que permitía la tele transportación.
Se llamó a un hombre y se le acostó en una cama, se le pasó por encima un escáner y se le pidió que permaneciera echado. En una plataforma redonda apareció la imagen heliográfica del hombre del diván, el cual se encontraba en un centro comercial ubicado en Australia. Se le hicieron unas preguntas sencillas y le pidieron que mostrara algo de lo que tenía enfrente. James, como le llamaba el encargado de la presentación, habló con la gente, se acercó a algunos aparadores y se sentó a tomar un café en un establecimiento muy concurrido. En cuanto pagó su consumición desapareció la imagen proyectada y el presentador se fue directamente al sitio donde se encontraba el hombre recostado.
—Hola, James, díganos, por favor, ¿qué ha sentido?
—Pues, ha sido impresionante, he hablado con algunas personas, australianas, me parece, he visto artículos deportivos y he tomado un café en un sitio muy agradable. Todavía tengo el sabor del capuchino en la boca.
Bien, queridos amigos, han sido testigos de la primera teeele-transportación. Este hombre ha sido escaneado, su estructura molecular ha sido copiada y almacenada en un disco muy potente y los datos se han enviado para reconstruirlo a más de 25 mil kilómetros de aquí. Es decir, que su copia ha paseado por un centro comercial en Sídney, ha recibido algunas sensaciones y se le ha devuelto la estructura de sus células con los cambios experimentados allá, por lo que James nos puede decir qué temperatura, qué sensaciones y qué ideas tuvo en un lugar tan lejano.
—¿Es verdad lo que digo, James?
—Sí, sí. Recuerdo que estaba un poco nervioso al verme en otro sitio, pero luego me interesó mucho lo que había…, creo que si hubiera tenido contacto con algún animal sentiría su pelaje y recordaría sus ladridos o ronroneos.
—Bien, James. Con esto queda demostrado que es posible encontrarse en dos lugares al mismo tiempo. Imagínense todo lo que se podrá hacer en el futuro. La gente irá a comer a China y volverá para terminar la jornada de trabajo. Ya no esperaremos varias horas para llegar a la playa y podremos dedicarnos a las actividades que nos gusten tales como esquiar, saltar en paracaídas, etc. Se nos abre la posibilidad de vivir cosas jamás imaginadas. Piensen nada más en las personas que han deseado toda su vida ir a un safari y por temor a ser devorados por un león, jamás lo han hecho. Ahora, el riesgo de la muerte está excluido porque en caso de fallecer, muere una masa molecular ajena al individuo. Creo que todos podremos realizar los sueños más increíbles. Muchas gracias por su atención.
Las empresas más importantes comercializaron el aparato y sólo hubo dificultades cuando aparecieron los primeros hackers, pero se logró crear programas de seguridad muy fiables. Las cosas fueron muy bien y la gente comenzó a llevar vidas paralelas sobre las cuales había soñado. En pocas palabras se podría decir que todos eran felices. Un día surgió un aparato que no sólo escaneaba, sino que desmenuzaba el cuerpo en moléculas, después en átomos y los enviaba en forma de corriente eléctrica a otro sitio para, después, reconstruir el cuerpo descodificado.
Así comenzó la nueva era del desplazamiento humano. Ahora estamos lejos de aquella época y espacio y sabemos que nos espera todo un universo por descubrir.
Ya no había que dejarle al azar la búsqueda del otro yo, era tan sencillo desdoblarse que la gente le restó importancia a cosas que en el pasado producían curiosidad y temor. Nadie se preguntaba qué tipo de individuo era su doble, ni qué sensaciones podían sentir en común, ni tampoco las cosas relacionadas con la dualidad.
Así como con la aparición de la cámara fotográfica algunas personas habían temido que se les robara el espíritu, con la aparición del Escáner Estructural de Enlaces Moleculares el EEEM, mucha gente, al principio, pensó que perdería su estructura ósea y neuronal para siempre, sin embargo, se demostró muy pronto que no era así. Cuando el EEEM se presentó por primera vez en la ciudad de Monterrey en México, asistieron las más grandes personalidades de la ciencia y muchos inversionistas interesados en la compra del nuevo aparato que permitía la tele transportación.
Se llamó a un hombre y se le acostó en una cama, se le pasó por encima un escáner y se le pidió que permaneciera echado. En una plataforma redonda apareció la imagen heliográfica del hombre del diván, el cual se encontraba en un centro comercial ubicado en Australia. Se le hicieron unas preguntas sencillas y le pidieron que mostrara algo de lo que tenía enfrente. James, como le llamaba el encargado de la presentación, habló con la gente, se acercó a algunos aparadores y se sentó a tomar un café en un establecimiento muy concurrido. En cuanto pagó su consumición desapareció la imagen proyectada y el presentador se fue directamente al sitio donde se encontraba el hombre recostado.
—Hola, James, díganos, por favor, ¿qué ha sentido?
—Pues, ha sido impresionante, he hablado con algunas personas, australianas, me parece, he visto artículos deportivos y he tomado un café en un sitio muy agradable. Todavía tengo el sabor del capuchino en la boca.
Bien, queridos amigos, han sido testigos de la primera teeele-transportación. Este hombre ha sido escaneado, su estructura molecular ha sido copiada y almacenada en un disco muy potente y los datos se han enviado para reconstruirlo a más de 25 mil kilómetros de aquí. Es decir, que su copia ha paseado por un centro comercial en Sídney, ha recibido algunas sensaciones y se le ha devuelto la estructura de sus células con los cambios experimentados allá, por lo que James nos puede decir qué temperatura, qué sensaciones y qué ideas tuvo en un lugar tan lejano.
—¿Es verdad lo que digo, James?
—Sí, sí. Recuerdo que estaba un poco nervioso al verme en otro sitio, pero luego me interesó mucho lo que había…, creo que si hubiera tenido contacto con algún animal sentiría su pelaje y recordaría sus ladridos o ronroneos.
—Bien, James. Con esto queda demostrado que es posible encontrarse en dos lugares al mismo tiempo. Imagínense todo lo que se podrá hacer en el futuro. La gente irá a comer a China y volverá para terminar la jornada de trabajo. Ya no esperaremos varias horas para llegar a la playa y podremos dedicarnos a las actividades que nos gusten tales como esquiar, saltar en paracaídas, etc. Se nos abre la posibilidad de vivir cosas jamás imaginadas. Piensen nada más en las personas que han deseado toda su vida ir a un safari y por temor a ser devorados por un león, jamás lo han hecho. Ahora, el riesgo de la muerte está excluido porque en caso de fallecer, muere una masa molecular ajena al individuo. Creo que todos podremos realizar los sueños más increíbles. Muchas gracias por su atención.
Las empresas más importantes comercializaron el aparato y sólo hubo dificultades cuando aparecieron los primeros hackers, pero se logró crear programas de seguridad muy fiables. Las cosas fueron muy bien y la gente comenzó a llevar vidas paralelas sobre las cuales había soñado. En pocas palabras se podría decir que todos eran felices. Un día surgió un aparato que no sólo escaneaba, sino que desmenuzaba el cuerpo en moléculas, después en átomos y los enviaba en forma de corriente eléctrica a otro sitio para, después, reconstruir el cuerpo descodificado.
Así comenzó la nueva era del desplazamiento humano. Ahora estamos lejos de aquella época y espacio y sabemos que nos espera todo un universo por descubrir.
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