En un
lugar desolado, frío y pedido, entre las montañas, ubicado al norte de China, se
encuentran John Keynes y Vladimir Ilich Lenin. El primero va vestido de chaqueta
blanca y pantalones azules y el segundo de overol rojo.
-¿Qué
tal estás Vladimir Ilich?
-Hoy me
siento un poco mejor, pero sigo enfermo.
-¿Y qué
te parece el infierno?
-Pues,
no sé. No parece un infierno de verdad porque hace mucho frío, no hay demonios
ni esas cosas que escriben en la Biblia. Tal vez se trate de un error y nos
mandaron a un campo de concentración para disidentes políticos. ¿Has visto a
alguien más?
-Sí,
ayer encontré a tus amigos Karl y Frederick sumidos en una acalorada
conversación, no quise interrumpirlos. Ya sabes cómo son y de haberme
entrometido en su charla habríamos salido a golpes.
-Hoy
tienes mejor semblante Johny, ayer te vi demasiado pálido.
-Es por
el trabajo, ya sabes que estoy en la sección de producción y me han puesto en
la línea de selección de partes para misil. Es un trabajo muy duro y la comida
es pésima. Tenemos un horario de doce horas y no nos permiten fumar en las
pausas, dicen que es malo para la salud. En todo el taller hay señales prohibiendo
el tabaco y si un guardia te encuentra in fraganti, ya puedes irte despidiendo
de la buena vida. Te extorsionan, te encarcelan y te multan. ¿Y tú qué tal?
-Pues,
yo también estoy en producción pero de carne a destajo. Tenemos que
presentarnos muy temprano y cortamos carne de vaca todo el día. Ya no puedo ver
la carne. Me dan náuseas sólo de olerla. Lo peor de todo es que la comida es
poca y de productos prefabricados o hamburguesas. Nos permiten fumar, pero el
precio de las cajetillas es enorme. Imagínate que para comprar los de peor
calidad, es decir, sin filtro y de tabaco búlgaro, tenemos que pagar el
equivalente a una semana de trabajo. Es una injusticia.
-Oye,
Vladimir Ilich, ¿Quién es ese pordiosero?
-Creo
que es uno de los Papas.
-¿A qué
se dedica?
-A
nada, aquí se la pasa mendigando un trozo de pan o un poco de vodka, los
cigarrillos se los roba. Tiene mucha astucia para engañar a la gente.
-¿Pero
no debería estar en otro sitio?
-No sé.
Nunca he sido religioso.
-Pues,
yo siempre he creído en Dios y no me explico cómo he venido a parar aquí.
-Oye,
Johny, no habremos hecho algo mal cuando estábamos fuera de este reclusorio.
Cuéntame, ¿Qué hiciste? ¿Dónde vivías?
-Mira,
Vladimir, nací en los Estados Unidos y tuve que pasar periodos de crisis muy
fuertes. Teníamos una gran depresión económica en todo el país y era necesario
crear una teoría de repartición del capital. Me hice a la tarea y elaboré un
sofisticado método para que la producción generara bienes económicos, o sea
dinero, y éste se pudiera usar para comprar más productos. El resultado, muchos
años después, fue la globalización que entró en un giro vertiginoso uniendo
países tan alejados como El Salvador y Madagascar.
-¿Y
hubo buenos resultados? Me refiero a si la gente logró obtener un bienestar
económico suficiente para vivir de forma digna.
-Por
desgracia no fue así, mi querido Ilich, había demasiados intereses, el hombre
sea quien sea, siempre será ambicioso por naturaleza y tratará de acaparar bienes
y riqueza aunque no los necesite. Lo peor de todo es que en mi teoría se puede tergiversar
alterando algunos conceptos de producción y consumo. Es un poco difícil de explicar lo que ha pasado en la práctica porque hay muchos buitres, esos que nos han
traído aquí para explotarnos.
-Entonces
según tus ideas, deberíamos gozar de los beneficios de los sistemas
microeconómicos, ¿No es así?
-Sí,
así es exactamente, pero no te olvides de que mucha gente, los más ambiciosos, guardan el dinero que debería invertirse y se crea un capital líquido que se
usa para desestabilizar la economía mundial para beneficio propio.
-Pues,
es una lástima querido Johny, tus ideas no estaban tan mal. Lo único malo es que
nunca se terminaran la hienas y cuando les da hambre hay que tener cuidado
porque atacan en jauría.
-Y tú,
¿Qué hiciste, Vladimir?
-Pues,
también estoy aquí por mi teoría. Traté de quitarle el dinero a los ricos y
dárselo a los pobres. Lo malo fue que se lo di a unos obreros mal
educados y ambiciosos. Con el tiempo los que estaban en el poder hacían sus
reunioncitas del PCUS para censurar a los intelectuales. Había muchos principios
muy buenos, como los tuyos, pero las hienas llegaron otra vez y se quedaron con
todo.
-Es una
pena que después de tanto esfuerzo que hicimos nos mandaran a este baldío. Te
imaginas que los fines de semana tengo que ir a los basureros a buscar cartón,
botellas de plástico y latas de aluminio para sacar un poco más de dinero y
comprar tabaco. Lo más duro es llegar a mi casa porque mi esposa se queja de todo, me echa el sermón de las
tiendas, que no hay, de los niños que no van a ser profesionistas, del coche
chatarra que falla todo el tiempo y no hay a dónde ir, etc. Ilich, ¿Estás
casado?
-Sí,
pero casi no hablo con mi mujer. Siempre aprovecho los domingos por la tarde,
cuando termino de partir piedras en la galera, para darme una vuelta por la
casa de Apollinariya. Se ha puesto más guapa, pero sigue rechazándome. Dice que
cuando me divorcie y le ponga una casa se irá conmigo. Ya te imaginarás cuáles
son las perspectivas. Una casa aquí no la compra uno ni trabajando cien años.
-Oye,
¿Y tus amigos Stalin, Derzhinski y Beria?
-Derzhinki, el “Polaco” , está en las minas de sal, lo está pasando muy mal, el otro día lo
vi y andaba en muletas. Le pregunté cómo se sentía y en lugar de contestarme me
insultó, estuvo intimidándome para que me fuera, creo que le van a amputar una pierna. A Stalin lo tienen en un calabozo incomunicado, está en la misma sección
que Lavrenti Bériya, el violador proxeneta. Les ha tocado pasar lo peor en este
lugar, tú y yo tenemos suerte de estar en producción, ¿No crees?
-Sí,
Valodya, sí. Oye, en nuestra sección siempre se corren los chismes y ¿sabes que
dicen de Benedicto?
-¿Quién?
-Uno de
los pordioseros.
-Ah,
ya. ¿Qué dicen de él?
-Pues
que el otro día salió el jefe de la sección del almacén y le echó la bronca
porque andaba acosando a uno de sus hijos pequeños y cuando le dijo al mendigo que
era un pederasta, el muy cínico le dijo que en la iglesia, Dios mandaba amarse
los unos a los otros y que a él siempre lo habían violado de pequeño. El jefe
casi le pone una tunda por idiota, pero el otro puso pies en polvorosa.
-Debería
darle vergüenza. ¿Ya viste que anda enseñándole el pájaro a quien se encuentra
en el camino?
-Sí, no
tiene perdón de Dios.
-Ah,
esa sí que es una buena broma. Oye, ¿Y qué hay del sexo en tu país?
-Pues,
pura depravación. Se autorizaron los matrimonios de todo tipo en aras de la
democracia. Ahora tu cónyuge puede ser cualquier cosa como: un perro, una mujer, un
hombre, un niño, un héroe de los tebeos. No hay límite a la imaginación y la
prostitución está a la orden del día. Se prostituye todo.
-Pues,
en mi país siempre se prohibieron esas cosas pero, como ya sabes, se le
cambiaron los nombres y términos a las
cosas y surgió la palabra Tobarish.
-¿Qué
es un tobarish, querido Ilich?
-Pues,
una persona con la que puedes tener relaciones de camarada, amistad, como le
dicen en Cuba.
-Ah,
mejor lo dejamos aquí porque en Cuba sí que la cagamos. Oye, ¿tienes tu radio?
-Sí, precisamente
ayer le compré las pilas. ¿Quieres oír algo?
-Sí.
Ponla, todavía nos queda media hora de descanso.
-A ver.
¿Está bien esta?
“Imagine there's no Heaven
It's easy if you try
And no Hell below us
Above us only sky
Imagine all the people
Living for today
Imagine there's no country
It isn't hard to do…
It's easy if you try
And no Hell below us
Above us only sky
Imagine all the people
Living for today
Imagine there's no country
It isn't hard to do…
-Oh,
Vladimir, hacía tanto que no escuchaba a mi tocayo Lennon. Creo que ese sí
habría sido un buen líder mundial. Lástima.
-Oye, Johny,
¿me dejas que te diga Lennon en lugar de Keynes?
-Sí de acuerdo,
pero si me dejas llamarte Iván Visioly.
-¿Ivan
el alegre? Claro que sí.
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