¿Cómo dice?!Ah! Ya lo pillo. Le voy a confesar cuál es la clave del éxito. Al menos en este círculo tan cerrado. Usted sabe que lo más importante es la originalidad. No lo fui tanto, pero en su momento fue la clave para cambiar la visión sobre la fotografía. No todos los que nos dedicamos a este arte podemos destacar. Es muy difícil innovar y hacer cosas realmente buenas.
Como bien sabe, no soy el único que ha usado estratagemas para meterse en la intimidad de las estrellas. No soy una paparazzi ni mucho menos. Lo que pasa es que era una desconocida y necesitaba dinero, me estaba muriendo de hambre y como dicen por allí, es la necesidad que despierta el ingenio. Me pasaba muchas horas soñando con llegar a la fama, pero delante estaban Annie Leibovitz, Diane Arbús, Dorothea Lange y muchas más. Cuando ya estaba al borde de la inanición soñé algo excepcional. Lo vi tan real que ni siquiera me cuestioné si era ético o no. Lo primero que hice fue visitar a unas conocidas. Me hicieron el favor de orientarme con sus consejos. Me dejaron su ropa, me adiestraron en el arte de la convivencia femenina.
En unas semanas cambié por completo y empecé a frecuentar lugares donde estaban las estrellas. Mi encanto me permitía colarme en sitios que le estaban prohibidos a los hombres. “Es usted fascinante, Melanie—me decían las actrices y modelos—. ¡Tienes la paciencia de un santo y no te enfadas con nuestra crítica!”. Sí, era verdad. Me armé de paciencia y me despojé de los prejuicios. Me gané la confianza de todas. Incluso, le confieso, que hasta me metí en la alcoba y lecho de algunas. También descubrí que en ese mundo había otras como yo. No le voy a decir lo que vi porque hice un juramento de discreción y si lo revelara me llevaría a muchas actrices por delante.
No, no me arrepiento, si eso es lo que quiere saber. Estoy muy satisfecho. Primero, porque logré mi objetivo, segundo porque destaqué, a pesar de no ser el único que lo ha hecho. Lo que pasa es que fui mejor que otros. Lo malo es que me enamoré y eso me llevó a la ruina. Bien dicen que no se debe mezclar el amor con los negocios y yo lo hice. Ya, ya sé que sabe todo sobre el escándalo, pero si me lo permite, le diré que Andy McCurry si perdió la cabeza por mí. Es horrible descubrir que llevas más feminidad dentro de ti de lo que crees. A él le sucedió. No pudo soportar que la amiga de su mujer fuera un hombre y no estoy en condiciones de confesarle más, pero ya se imaginará lo que pasó en ese trío amoroso. ¿Cómo dice? No, la verdad, no. Le voy a ser sincero. La fama tiene un precio y sabemos que la caída es muy dolorosa. Lo he aceptado y estoy dispuesto a pagar por mis culpas. A final de cuentas están justificados los medios.
Bueno, ya tiene su exclusiva. Le aconsejo, aunque siempre he estado en contra de hacerlo, que tenga cuidado y vaya con pies de plomo. La gloria y el dinero ciegan a las personas. No vaya a palos de ciego. Investigue siempre sobre qué terreno está pisando y sea cauto. No se deje llevar por la vanidad y guarde todas las confesiones que le hagan. Es una cualidad humana que se ha perdido, pero si la tiene tendrá las puertas abiertas en cualquier lugar.
Si me perdona tengo que entrar a la sala para recibir mi sentencia. Será una gran multa y un arresto domiciliario. Al menos eso me ha dicho mi abogado. ¿Cómo dice? Sí, sí, por supuesto faltaría más. ¿A quién quiere que se la dedique? ¿Cuántos años tiene su hija? Bueno, qué le parece así…Para Aleona con mucho cariño… de la fotógrafa Mary Evans. ¿Qué dice? ¿Qué se la firme con mi nombre real? Bueno. Para Aleona con mucho cariño de su amigo Robert Jordán. ¿Está bien así? Claro, gracias a usted y que tenga un buen día.